

En los verdes prados del País Vasco, pasta un tesoro gastronómico único: la oveja Latxa. Originaria de Euskadi, la oveja Latxa ha desempeñado un papel crucial en la cocina vasca durante muchos años, influyendo en una variedad de platos tradicionales que han cautivado los paladares de locales y visitantes por igual.
Esta raza de ovejas se distingue por su robustez y adaptabilidad al entorno montañoso. Su leche, rica en grasas y proteínas, es altamente valorada en la producción de quesos. De hecho, el queso Idiazabal, uno de los más renombrados de España, se elabora exclusivamente con leche de oveja Latxa. Su sabor único, que varía según la estación y la alimentación del animal, le confiere una personalidad inconfundible.
En perretxiCo, amamos este producto muchísimo. Nuestro steak tartar de txuleta de vaca, queso Idiazabal y crujiente de carasatu no se entendería sin este queso, como tampoco se entendería nuestra versión del rissoto de hongos trufado con queso Idiazabal e ibéricos. Un sabor inconfundible y muy nuestro.
Por otro lado, la preservación de esta raza ovina es esencial para mantener la biodiversidad y el equilibrio ecológico en la región. Los pastores vascos, conocidos como “baserritarras”, desempeñan un papel fundamental en la conservación de la oveja Latxa y en la sostenibilidad de la industria ganadera local.
En resumen, la oveja Latxa es mucho más que un simple animal de granja en el País Vasco. Es un símbolo de la identidad cultural y gastronómica de la región, un tesoro que ha sido apreciado y venerado a lo largo de generaciones. Desde sus quesos de renombre mundial hasta sus deliciosos platos de carne, la influencia de la oveja Latxa perdura en cada bocado, recordándonos la riqueza y la diversidad de la cocina vasca.